Aquí me hallarás...
Hace una mañana helada en este trozo de mundo que
hace 33 años don Félix Acosta Pérez escogió para
vivir. Un refugio a salvo del bullicio y el tropel
de la gran ciudad, a dónde la injusticia, la
maldad ni la ambición de los hombres no han
logrado llegar.
Así transcurren los días de don Félix, entre el
canto de sus gallos finos,el cacarear de una
gallina que la semana pasada empolló 17 críos y el
ladrar de sus 14 perros sin raza ni pedigrí.
Aquí donde Félix ha hecho de su pobreza un
caparazón que habita rodeado de su esposa
Juana María. sus dos hijos ladrilleros
y una pandilla de niños que llenan con sus gritos
y carreras la casa sin luz, drenaje ni agua
potable de don Félix, en la colonia La Magueyada.
Aun así don Félix no puede evitar que en una mañana
invernal y olorosa a lluvias pasadas como ésta
le vengan de pronto los recuerdos:
Que un día trabajó en la embotadora de una gran
metrópoli en Estados Unidos; que tiene un hijo
ingeniero y una hija contadora en Houston;
que adora a su papá tiene 107 años y que él,
don Félix, es el dueño de una casa muy grande
en Monterrey. Pero puede más su rebeldía frente al
sistema de injusticia, maldad y ambición que han
sembrado los pobres millonarios, los vende patrias
y los hombres que gobiernan sin humanidad ese mundo
del cual don Félix ha preferido escapar.
Por eso es que a su pobreza ni a las tunas jugosas
da la nopalera que plantó a las orillas del arroyo
La Tórtola no las cambia por nada.
“Y aquí me hallarás cada vez que me busques...”, suelta.
Gracias a Jesús Peña por el texto. (muy chido)
martes, 8 de diciembre de 2009
Aquí me hallarás...
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